Dentro de la juventud, siempre existe la necesidad de sentirse parte de un grupo, debido a esto siempre se busca apropiarse de cierto ritos, costumbres y hasta lenguajes, donde se identifique y refleje sus gustos.
El caso que estudie fue el de uno grupo de jóvenes de nivel socioeconómico bajo. Entre ellos comienza la comunicación con un saludo manual mientras se llaman “ese”, de ahí se parte a preguntar sobre algún integrante del núcleo que no esta presente o porque la falta de el mismo. Se sientan o se ponen cómodos para comenzar la plática.
Los temas que son más recurrentes son futbol, problemas personales, “morras” y algún problema con la justicia; por ejemplo: “que si levantaron”, “ya lo guardaron” , refiriéndose a si esta en medio de un proceso penal y/o fue remitido antes la autoridades. Las razones por las cuales están en la cárcel también tienen un lenguaje particular. Es decir apuñalar alguien “picar”, robo “tumbar”, una violación “un violín” etc.
Dentro de todos estos términos tan bien fluyen las malas palabras, algún doble sentido, albur y golpes a la hora de interactuar entre ellos, es evidente que entre mas fuertes sean la palabras altisonantes, mas impresiona a sus receptores, el emisor , provocando una atención mayor en su discurso
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